Carta a mis hermanos

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy les escribo con el alma llena de amor y también de tristeza, Quiero tomar un momento para hablarles a cada uno desde lo más profundo de mi corazón. Esta carta no es solo una despedida, sino también un homenaje al lazo que nos une como hermanos, un lazo que ni la muerte puede romper.

A ti, Carmelita, tu dulzura fue mi refugio, siempre supiste cómo cuidarme cuando era un niño, contigo aprendí a estar presente sin invadir espacios, contigo aprendí muchas cosas cuando mamá no estaba.

Tus palabras, tus oraciones, tus silencios llenos de amor… todo eso me acompañó en esta vida con una paz que pocos pueden dar.

Gracias por todo el amor que me diste, por todos tus consejos y también por tus regaños.

Gracias por ser como eres.

A ti, Paco, Gracias por tu fortaleza. Contigo compartí tantas risas, bromas y tardes que se convirtieron en recuerdos inolvidables. Somos más que hermanos, fuimos cómplices, amigos, lo que teníamos era único, me emociona pensar en las veces que me hiciste reír aún en momentos de dolor.

Esa alegría que compartimos es parte de nuestro legado que desafortunadamente se fue apagando.

A ti, Susana, que, con tu espíritu firme y tu corazón enorme, fuiste la voz que me alentó cuando todo parecía difícil. Nunca dejaste de preocuparte por mí, nunca dejaste de creer, eso me dio fuerza para llegar hasta donde llegue. No solo fuiste una hermana, fuiste mi luz en la oscuridad.

Gracias por tu amor y tanto coraje.

Y tú, Arturo, siempre fuiste ese pilar silencioso, el que no hablaba mucho, el que sabia en qué momento sacar esa chispa para hacernos reír, pero siempre, el que actúa con el corazón. Gracias mi amigo, por esos momentos que disfrutábamos jugando cuando éramos niños, gracias mi hermano, por ser mi amigo.

Gracias por llenarme de ánimos cuando más los necesitaba.

Gracias, gracias por ser lo que fuiste conmigo.

Sé que no es fácil despedirnos.

Solo quiero decirles que, en nuestras charlas, en las anécdotas de infancia y en nuestras reuniones familiares siempre estuvieron en mi corazón.

A cada uno de ustedes: gracias por compartir la vida conmigo. Gracias por estar, por no soltarme, por quererme como soy. Me voy tranquilo porque me siento amado. Y aunque pronto ya no esté físicamente, quiero que sepan que me llevaré con una sonrisa todos los momentos que compartimos.

Los amo.

Vivan con intensidad, con amor, con gratitud.

Brinden por la vida, por la amistad… y por mí, si alguna vez lo sienten.

No voy a estar lejos, solo seguiré un camino, uno donde ya no hay dolor, pero estoy seguro de que alguien me recibirá con los brazos abiertos.

Los amo profundamente.

Gracias por ser mi familia.

Y recuerden, ya la dijo un sabio y viejo lobo: TU Y YO SOMOS DE LA MISMA SANGRE

DIOS LOS BENDIGA

Con todo mi corazón,

MARCO

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar