Queridos míos:
Hoy me siento con el corazón lleno de gratitud al escribirles estas palabras.
No es fácil despedirse, pero quiero que mis últimas palabras hacia ustedes estén llenas de agradecimiento, de amor y de paz. Porque más allá de la tristeza y del dolor, lo que siento al pensar en cada uno, es una enorme gratitud por haber compartido gran una parte de mi vida con personas tan maravillosas y especiales como lo fueron ustedes.
Hoy les escribo no para decir adiós, sino para dejarles un pedacito de mi corazón. Sé que mi tiempo en este mundo está llegando a su fin, pero antes de partir, necesitaba decirles cuánto significan para mí.
Sé que el momento de partir se acerca, y aunque no es fácil decir adiós, quiero que sepan que me voy en paz, con el alma tranquila y con amor en cada rincón de mi ser.
Gracias por los momentos de risas, por las conversaciones profundas y también por las tonterías que tanto disfrutamos. Gracias por estar en los días buenos, y porque no decirlo en los días malos, pero sobre todo en los días difíciles. No hay mayor tesoro en esta vida que la amistad verdadera, y yo tuve la fortuna de encontrarla en ustedes.
He tenido el privilegio de compartir esta vida con personas maravillosas como ustedes. Cada risa, cada abrazo, cada conversación y todos esos momentos vivirán por siempre en mi corazón.
No me recuerden con tristeza, sino con la alegría de todo lo vivido.
Hablen de mí con cariño, y cuando se acuerden o piensen en mí, háganlo con una sonrisa. espero seguir viviendo en sus recuerdos, en sus gestos, en cada cosa sencilla que compartimos.
Les pido que sigan adelante con fuerza y esperanza.
La vida es un regalo precioso: vívanla con intensidad, con bondad y sin miedo. Y cuando miren al cielo y vean una estrella brillar, quizás sea yo, guiándolos con amor desde otro lugar.
Gracias por todo.
Por su amor, su paciencia, sus cuidados, y por haber sido mi hogar, mi familia, mi todo.
No es un adiós definitivo, es solo un "hasta luego".
SinceramenteMARCO